DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER 2018
Como mujer, mujer trabajadora del sector educativo, invito a secundar la huelga de mujeres del día 8 de marzo de 2018 y dedico este, y todos los días del año, a todas aquellas mujeres anónimas que, al igual que yo, nos vemos honrosamente representadas por mujeres como Hissa Helal, de Arabia Saudí, o como las mujeres camareras de piso organizadas en la Asociación "Las Kellys".
HISSA HELAL, LA MUJER POETA QUE, CUBIERTA POR UNA ABAYA Y UN NIQAB, "ALZA LA VOZ Y DA LA CARA" A TRAVÉS DE UN VERBO CARGADO DE PAZ Y DE FUTURO.
* Acceso al documental:
http://www.rtve.es/alacarta/videos/documentos-tv/documentos-tv-poetisa/4508198/
* Acceso a una noticia de prensa:
http://www.canalsur.es/noticias/cultura/hissa-halil-versos-de-una-poeta-saudi-contra-el-regimen-y-los-clerigos-fundamentalistas/1259224.html
LAS KELLYS (LA KELLY, "LA QUE LIMPIA" HOTELES") ES UNA ASOCIACIÓN DE CAMARERAS DE PISO, CREADA OFICIALMENTE EL 11 DE OCTUBRE DE 2016 EN BARCELONA, QUE DEFIENDE CON UÑAS Y DIENTES LA DIGNIDAD DE SU GREMIO.
* Acceso a la página de las kellys:
https://laskellys.wordpress.com/quienes-somos/#cuales-son-nuestras-reivindicaciones
* Acceso a una noticia:
www.elmundo.es/sociedad/2016/03/04/56d8716aca47413d1b8b4677.html
HISSA HELAL (ARABIA SAUDÍ), KELLYS (ESPAÑA), ¡OS DEBEMOS MUCHO!
EXTRACTO DEL MANIFIESTO 8 DE MARZO
Somos TODAS. Juntas hoy
paramos el mundo y gritamos: ¡BASTA! ante todas las violencias que nos
atraviesan.
¡BASTA! de agresiones, humillaciones, marginaciones o exclusiones.
Exigimos que el Pacto de Estado contra las violencias machistas –por lo
demás insuficiente– se dote de recursos y medios para el desarrollo de
políticas reales y efectivas que ayuden a conseguir una sociedad libre
de violencias contra las mujeres y niñas. Denunciamos la represión a
quienes encabezan la lucha por los derechos sociales y reproductivos.
¡BASTA! De violencias machistas, cotidianas e invisibilizadas, que
vivimos las mujeres sea cual sea nuestra edad y condición. QUEREMOS
poder movernos en libertad por todos los espacios y a todas horas.
Señalamos y denunciamos la violencia sexual como expresión paradigmática
de la apropiación patriarcal de nuestro cuerpo, que afecta de modo aún
más marcado a mujeres en situación de vulnerabilidad como mujeres
migradas y trabajadoras domésticas. Es urgente que nuestra
reivindicación Ni una menos sea una realidad.
¡BASTA! De opresión por nuestras orientaciones e identidades sexuales!
Denunciamos la LGTBIfobia social, institucional y laboral que sufrimos
muchas de nosotras, como otra forma de violencia machista. Somos mujeres
y somos diversas.
¡Mujeres libres, en territorios libres!
Somos las que reproducen la vida. El trabajo doméstico y de cuidados que
hacemos las mujeres es imprescindible para el sostenimiento de la vida.
Que mayoritariamente sea gratuito o esté devaluado es una trampa en el
desarrollo del capitalismo. Hoy, con la huelga de cuidados en la familia
y la sociedad, damos visibilidad a un trabajo que nadie quiere
reconocer, ya sea en la casa, mal pagado o como economía sumergida.
Reivindicamos que el trabajo de cuidados sea reconocido como un bien
social de primer orden, y exigimos la redistribución de este tipo de
tareas.
Hoy reivindicamos una sociedad libre de opresiones, de explotación y
violencias machistas. Llamamos a la rebeldía y a la lucha ante la
alianza entre el patriarcado y el capitalismo que nos quiere dóciles,
sumisas y calladas.
No aceptamos estar sometidas a peores condiciones laborales, ni cobrar
menos que los hombres por el mismo trabajo. Por eso, hoy también hacemos
huelga laboral.
Huelga contra los techos de cristal y la precariedad laboral, porque los
trabajos a los que logramos acceder están marcados por la temporalidad,
la incertidumbre, los bajos salarios y las jornadas parciales no
deseadas. Nosotras engrosamos las listas del paro. Muchos de los
trabajos que realizamos no poseen garantías o no están regulados. Y
cuando algunas de nosotras tenemos mejores trabajos, nos encontramos con
que los puestos de mayor salario y responsabilidad están copados por
hombres. La empresa privada, la pública, las instituciones y la política
son reproductoras de la brecha de género.
¡BASTA! de discriminación salarial por el hecho de ser mujeres, de
menosprecio y de acoso sexual en el ámbito laboral.
Denunciamos que ser mujer sea la principal causa de pobreza y que se nos
castigue por nuestra diversidad. La precariedad se agrava para muchas
de nosotras por tener mayor edad, ser migrada y estar racializadas, por
tener diversidad funcional o una imagen alejada de la normatividad.
Reivindicamos que nuestra situación laboral nos permita desarrollar un
proyecto vital con dignidad y autonomía; y que el empleo se adapte a las
necesidades de la vida: el embarazo o los cuidados no pueden ser objeto
de despido ni de marginación laboral, ni deben menoscabar nuestras
expectativas personales ni profesionales.
Exigimos también las pensiones que nos hemos ganado. No más pensiones de
miseria, que nos obligan a sufrir pobreza en la vejez. Pedimos la
cotitularidad de las pensiones y que el tiempo dedicado a tareas de
cuidado, o que hemos desarrollado en el campo, sea reconocido en el
cálculo de las pensiones al igual que el trabajo laboral y luchamos por
la ratificación del convenio 189 de la OIT que regula el trabajo
doméstico.
Gritamos bien fuerte contra el neoliberalismo salvaje que se impone como
pensamiento único a nivel mundial y que destroza nuestro planeta y
nuestras vidas. Las mujeres tenemos un papel primordial en la lucha
contra del cambio climático y en la preservación de la biodiversidad .
Por eso, apostamos decididamente por la soberanía alimentaria de los
pueblos. Apoyamos el trabajo de muchas compañeras que ponen en riesgo su
vida por defender el territorio y sus cultivos. Exigimos que la defensa
de la vida se sitúe en el centro de la economía y de la política.
Exigimos ser protagonistas de nuestras vidas, de nuestra salud y de
nuestros cuerpos, sin ningún tipo de presión estética. Nuestros cuerpos
no son mercadería ni objeto, y por eso, también hacemos huelga de
consumo. ¡Basta ya de ser utilizadas como reclamo!
Exigimos también la despatologización de nuestras vidas, nuestras
emociones, nuestras circunstancias: la medicalización responde a
intereses de grandes empresas, no a nuestra salud. ¡Basta de considerar
nuestros procesos de vida como enfermedades!
La educación es la etapa principal en la que construimos nuestras
identidades sexuales y de género y por ello las estudiantes, las
maestras, la comunidad educativa y todo el movimiento feminista exigimos
nuestro derecho a una educación pública, laica y feminista. Libre de
valores heteropatriarcales desde los primeros tramos educativos, en los
que las profesoras somos mayoría, hasta la universidad. Reivindicamos
también nuestro derecho a una formación afectivo-sexual que nos enseñe
en la diversidad, sin miedos, sin complejos, sin reducirnos a meros
objetos y que no permita una sola agresión machista ni LGTBIfóbica en
las aulas.
Exigimos un avance en la coeducación en todos los ámbitos y espacios de
formación y una educación que no relegue nuestra historia a los márgenes
de los libros de texto; y en la que la perspectiva de género se
transversal a todas las disciplinas. ¡No somos una excepción, somos una
constante que ha sido callada!
¡VIVAN LA HUELGA DE CUIDADOS, DE CONSUMO, LABORAL Y EDUCATIVA!
¡VIVA LA HUELGA FEMINISTA!
Ninguna mujer es ilegal. Decimos ¡BASTA! al racismo y la exclusión.
Gritamos bien alto: ¡No a las guerras y a la fabricación de material
bélico! Las guerras son producto y extensión del patriarcado y del
capitalismo para el control de los territorios y de las personas. La
consecuencia directa de las guerras son millares de mujeres refugiadas
por todo el mundo, mujeres que estamos siendo victimizadas, olvidadas y
violentadas. Exigimos la acogida de todas las personas migradas, sea por
el motivo que sea. ¡Somos mujeres libres en territorios libres!
Denunciamos los recortes presupuestarios en los sectores que más afectan
a las mujeres: el sistema de salud, los servicios sociales y la
educación.
Denunciamos la corrupción como un factor agravante de la crisis.
Denunciamos la justicia patriarcal que no nos considera sujetas de pleno
derecho.
Denunciamos la grave represión y recortes de derechos que estamos
sufriendo.
Exigimos plena igualdad de derechos y condiciones de vida, y la total
aceptación de nuestra diversidad.
¡NOS QUEREMOS LIBRES, NOS QUEREMOS VIVAS, FEMINISTAS, COMBATIVAS Y
REBELDES!
Hoy, la huelga feminista no se acaba:
¡SEGUIREMOS HASTA CONSEGUIR EL MUNDO QUE QUEREMOS!
Ver más en: https://www.20minutos.es/noticia/3279968/0/manifiesto-huelga-feminista-8-marzo-2018/#xtor=AD-15&xts=467263
Ver más en: https://www.20minutos.es/noticia/3279968/0/manifiesto-huelga-feminista-8-marzo-2018/#xtor=AD-15&xts=467263
sta es la reproducción
íntegra del 'Manifiesto 8M', que puede consultarse en la página web
hacialahuelgafeminista.org:
Manifiesto 8M
JUNTAS SOMOS MÁS. Cada 8 de Marzo celebramos la alianza entre mujeres
para defender nuestros derechos conquistados. Fue la unión de muchas
mujeres en el mundo, la que consiguió grandes victorias para todas
nosotras y nos trajo derechos que poseemos hoy. Nos precede una larga
genealogía de mujeres activistas, sufragistas y sindicalistas. Las que
trajeron la Segunda República, las que lucharon en la Guerra Civil, las
que combatieron al colonialismo y las que fueron parte las luchas
anti-imperialistas. Sin embargo, sabemos que aún no es suficiente: queda
mucho por hacer y nosotras seguimos luchando.
La sororidad es nuestra arma; es la acción multitudinaria la que nos
permite seguir avanzando. La fecha del 8 de marzo es nuestra,
internacional y reivindicativa.
Hoy, 8 de Marzo, las mujeres de todo el mundo estamos convocadas a la
HUELGA FEMINISTA.
Nuestra identidad es múltiple, somos diversas. Vivimos en el entorno
rural y en el entorno urbano, trabajamos en el ámbito laboral y en el de
los cuidados. Somos payas, gitanas, migradas y racializadas. Nuestras
edades son todas y nos sabemos lesbianas, trans, bisexuales, inter,
queer, hetero. Somos las que no están: somos las asesinadas, somos las
presas. Somos TODAS. Juntas hoy paramos el mundo y gritamos: ¡BASTA!
ante todas las violencias que nos atraviesan.
¡BASTA! de agresiones, humillaciones, marginaciones o exclusiones.
Exigimos que el Pacto de Estado contra las violencias machistas –por lo
demás insuficiente– se dote de recursos y medios para el desarrollo de
políticas reales y efectivas que ayuden a conseguir una sociedad libre
de violencias contra las mujeres y niñas. Denunciamos la represión a
quienes encabezan la lucha por los derechos sociales y reproductivos.
¡BASTA! De violencias machistas, cotidianas e invisibilizadas, que
vivimos las mujeres sea cual sea nuestra edad y condición. QUEREMOS
poder movernos en libertad por todos los espacios y a todas horas.
Señalamos y denunciamos la violencia sexual como expresión paradigmática
de la apropiación patriarcal de nuestro cuerpo, que afecta de modo aún
más marcado a mujeres en situación de vulnerabilidad como mujeres
migradas y trabajadoras domésticas. Es urgente que nuestra
reivindicación Ni una menos sea una realidad.
¡BASTA! De opresión por nuestras orientaciones e identidades sexuales!
Denunciamos la LGTBIfobia social, institucional y laboral que sufrimos
muchas de nosotras, como otra forma de violencia machista. Somos mujeres
y somos diversas.
¡Mujeres libres, en territorios libres!
Somos las que reproducen la vida. El trabajo doméstico y de cuidados que
hacemos las mujeres es imprescindible para el sostenimiento de la vida.
Que mayoritariamente sea gratuito o esté devaluado es una trampa en el
desarrollo del capitalismo. Hoy, con la huelga de cuidados en la familia
y la sociedad, damos visibilidad a un trabajo que nadie quiere
reconocer, ya sea en la casa, mal pagado o como economía sumergida.
Reivindicamos que el trabajo de cuidados sea reconocido como un bien
social de primer orden, y exigimos la redistribución de este tipo de
tareas.
Hoy reivindicamos una sociedad libre de opresiones, de explotación y
violencias machistas. Llamamos a la rebeldía y a la lucha ante la
alianza entre el patriarcado y el capitalismo que nos quiere dóciles,
sumisas y calladas.
No aceptamos estar sometidas a peores condiciones laborales, ni cobrar
menos que los hombres por el mismo trabajo. Por eso, hoy también hacemos
huelga laboral.
Huelga contra los techos de cristal y la precariedad laboral, porque los
trabajos a los que logramos acceder están marcados por la temporalidad,
la incertidumbre, los bajos salarios y las jornadas parciales no
deseadas. Nosotras engrosamos las listas del paro. Muchos de los
trabajos que realizamos no poseen garantías o no están regulados. Y
cuando algunas de nosotras tenemos mejores trabajos, nos encontramos con
que los puestos de mayor salario y responsabilidad están copados por
hombres. La empresa privada, la pública, las instituciones y la política
son reproductoras de la brecha de género.
¡BASTA! de discriminación salarial por el hecho de ser mujeres, de
menosprecio y de acoso sexual en el ámbito laboral.
Denunciamos que ser mujer sea la principal causa de pobreza y que se nos
castigue por nuestra diversidad. La precariedad se agrava para muchas
de nosotras por tener mayor edad, ser migrada y estar racializadas, por
tener diversidad funcional o una imagen alejada de la normatividad.
Reivindicamos que nuestra situación laboral nos permita desarrollar un
proyecto vital con dignidad y autonomía; y que el empleo se adapte a las
necesidades de la vida: el embarazo o los cuidados no pueden ser objeto
de despido ni de marginación laboral, ni deben menoscabar nuestras
expectativas personales ni profesionales.
Exigimos también las pensiones que nos hemos ganado. No más pensiones de
miseria, que nos obligan a sufrir pobreza en la vejez. Pedimos la
cotitularidad de las pensiones y que el tiempo dedicado a tareas de
cuidado, o que hemos desarrollado en el campo, sea reconocido en el
cálculo de las pensiones al igual que el trabajo laboral y luchamos por
la ratificación del convenio 189 de la OIT que regula el trabajo
doméstico.
Gritamos bien fuerte contra el neoliberalismo salvaje que se impone como
pensamiento único a nivel mundial y que destroza nuestro planeta y
nuestras vidas. Las mujeres tenemos un papel primordial en la lucha
contra del cambio climático y en la preservación de la biodiversidad .
Por eso, apostamos decididamente por la soberanía alimentaria de los
pueblos. Apoyamos el trabajo de muchas compañeras que ponen en riesgo su
vida por defender el territorio y sus cultivos. Exigimos que la defensa
de la vida se sitúe en el centro de la economía y de la política.
Exigimos ser protagonistas de nuestras vidas, de nuestra salud y de
nuestros cuerpos, sin ningún tipo de presión estética. Nuestros cuerpos
no son mercadería ni objeto, y por eso, también hacemos huelga de
consumo. ¡Basta ya de ser utilizadas como reclamo!
Exigimos también la despatologización de nuestras vidas, nuestras
emociones, nuestras circunstancias: la medicalización responde a
intereses de grandes empresas, no a nuestra salud. ¡Basta de considerar
nuestros procesos de vida como enfermedades!
La educación es la etapa principal en la que construimos nuestras
identidades sexuales y de género y por ello las estudiantes, las
maestras, la comunidad educativa y todo el movimiento feminista exigimos
nuestro derecho a una educación pública, laica y feminista. Libre de
valores heteropatriarcales desde los primeros tramos educativos, en los
que las profesoras somos mayoría, hasta la universidad. Reivindicamos
también nuestro derecho a una formación afectivo-sexual que nos enseñe
en la diversidad, sin miedos, sin complejos, sin reducirnos a meros
objetos y que no permita una sola agresión machista ni LGTBIfóbica en
las aulas.
Exigimos un avance en la coeducación en todos los ámbitos y espacios de
formación y una educación que no relegue nuestra historia a los márgenes
de los libros de texto; y en la que la perspectiva de género se
transversal a todas las disciplinas. ¡No somos una excepción, somos una
constante que ha sido callada!
¡VIVAN LA HUELGA DE CUIDADOS, DE CONSUMO, LABORAL Y EDUCATIVA!
¡VIVA LA HUELGA FEMINISTA!
Ninguna mujer es ilegal. Decimos ¡BASTA! al racismo y la exclusión.
Gritamos bien alto: ¡No a las guerras y a la fabricación de material
bélico! Las guerras son producto y extensión del patriarcado y del
capitalismo para el control de los territorios y de las personas. La
consecuencia directa de las guerras son millares de mujeres refugiadas
por todo el mundo, mujeres que estamos siendo victimizadas, olvidadas y
violentadas. Exigimos la acogida de todas las personas migradas, sea por
el motivo que sea. ¡Somos mujeres libres en territorios libres!
Denunciamos los recortes presupuestarios en los sectores que más afectan
a las mujeres: el sistema de salud, los servicios sociales y la
educación.
Denunciamos la corrupción como un factor agravante de la crisis.
Denunciamos la justicia patriarcal que no nos considera sujetas de pleno
derecho.
Denunciamos la grave represión y recortes de derechos que estamos
sufriendo.
Exigimos plena igualdad de derechos y condiciones de vida, y la total
aceptación de nuestra diversidad.
¡NOS QUEREMOS LIBRES, NOS QUEREMOS VIVAS, FEMINISTAS, COMBATIVAS Y
REBELDES!
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60 comentarios
Hace 47 minutos
antiblanco78
El Manifiesto recuerda a " Mi Lucha " de Adolf Hitler, cambiando a los
judios por los hombres.
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0
Hace 49 minutos
jeydy
No me veo en esto.... Estoy de acuerdo en muchas cosas, pero en otras
muchas no. Se mezclan churras con merinas .
Yo soy una luchadora, he perdido el miedo al enfrentamiento, al
encontronazo y a la batalla que supone cada día la vida. Me pongo al
frente de lo que haga falta y eso es algo que he tenido que aprender por
mi cuenta, pues salí de la juventud con muchos complejos y miedos.
No me molesta la sexualidad ni el instinto sexual de un hombre que te
mira o te dice lo que sea. No veo que el tema vaya por ahí. Los
comentarios que unos nos hacemos a otros molestan solo en la medida que
nos dejamos molestar.
Y otras muchas cosas....
Pero en esta chapa no me veo reflejada.
Es demasiado partidista, extensa y quiere abarcar más allá de lo que
debería, no se trata de arreglar el mundo entero de una tacada,
pretender eso es ridículo.
No me gusta el feminismo actual. Y hasta hace poco me consideraba
feminista, pero ya solo me considero persona que quiere respeto e
igualdad a todos. Y si pierdes, seas mujer u hombre, amarillo, blanco,
católico o musulman, te jo.des y arrancas. No quiero más que las mismas
oportunidades para todos.
No me veo....
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0
Hace 2 horas
DrRosado
Yo de todo el panfleto me quedo con la nueva adquisición del
neolenguaje: "LGTBIfóbica".
Me gustaResponderCompartir
2
Hace 3 horas
Nacho Nachete
Yo he leído hasta lo de SORORIDAD, que hace referencia a Sor nosequien
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0
Hace 4 horas
EspUnida
No nacemos víctimas, manifiesto, merece la pena leerlo.
https://nonacemosvictimas.com/manifiesto/
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1
Hace 4 horas
EspUnida
"Cuando demuestras tu valía, cuando te ganas el respeto de los demás,
cuando no necesitas demonizar a los hombres. Cuando sabes que no eres
como un hombre ni quieres serlo, sobran las huelgas.Porque para ser
mujer, no es necesario odiar a los hombres"
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2
Hace 4 horas
JEF
Manifiesto mi negacion a reconocer semillas de guerra ni vuestras
reivindicaciones siendo sexistas.
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2
Hace 4 horas
elpoliticodigital
Si ser feminista consiste en equiparar en derechos y obligaciones a
hombre y mujeres , yo me declaro feminista.
Si hay que defender cupos, si hay que prescindir de la presunción de
inocencia, si ante un divorcio es la mujer a quien otorgan la custodia,
si las pruebas física de entrada aun cuerpo de Policía, Bomberos etc son
diferentes para mujeres que para hombres, entonces me declaro
Masculinista.
Me gustaResponderCompartir
2
Hace 4 horas
elpoliticodigital
Yo quiero igualdad en TODO, para TODO y para TODOS.
Me gustaResponderCompartir
1
Hace 8 horas
Maestre
Cayetana Álvarez de Toledo: "La huelga feminista del 8M me parece un
disparate"
https://www.youtube.com/watch?v=wI6EYqK2jcc
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2
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Ver más en: https://www.20minutos.es/noticia/3279968/0/manifiesto-huelga-feminista-8-marzo-2018/#xtor=AD-15&xts=467263
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Somos TODAS. Juntas hoy
paramos el mundo y gritamos: ¡BASTA! ante todas las violencias que nos
atraviesan.
¡BASTA! de agresiones, humillaciones, marginaciones o exclusiones.
Exigimos que el Pacto de Estado contra las violencias machistas –por lo
demás insuficiente– se dote de recursos y medios para el desarrollo de
políticas reales y efectivas que ayuden a conseguir una sociedad libre
de violencias contra las mujeres y niñas. Denunciamos la represión a
quienes encabezan la lucha por los derechos sociales y reproductivos.
¡BASTA! De violencias machistas, cotidianas e invisibilizadas, que
vivimos las mujeres sea cual sea nuestra edad y condición. QUEREMOS
poder movernos en libertad por todos los espacios y a todas horas.
Señalamos y denunciamos la violencia sexual como expresión paradigmática
de la apropiación patriarcal de nuestro cuerpo, que afecta de modo aún
más marcado a mujeres en situación de vulnerabilidad como mujeres
migradas y trabajadoras domésticas. Es urgente que nuestra
reivindicación Ni una menos sea una realidad.
¡BASTA! De opresión por nuestras orientaciones e identidades sexuales!
Denunciamos la LGTBIfobia social, institucional y laboral que sufrimos
muchas de nosotras, como otra forma de violencia machista. Somos mujeres
y somos diversas.
¡Mujeres libres, en territorios libres!
Somos las que reproducen la vida. El trabajo doméstico y de cuidados que
hacemos las mujeres es imprescindible para el sostenimiento de la vida.
Que mayoritariamente sea gratuito o esté devaluado es una trampa en el
desarrollo del capitalismo. Hoy, con la huelga de cuidados en la familia
y la sociedad, damos visibilidad a un trabajo que nadie quiere
reconocer, ya sea en la casa, mal pagado o como economía sumergida.
Reivindicamos que el trabajo de cuidados sea reconocido como un bien
social de primer orden, y exigimos la redistribución de este tipo de
tareas.
Hoy reivindicamos una sociedad libre de opresiones, de explotación y
violencias machistas. Llamamos a la rebeldía y a la lucha ante la
alianza entre el patriarcado y el capitalismo que nos quiere dóciles,
sumisas y calladas.
No aceptamos estar sometidas a peores condiciones laborales, ni cobrar
menos que los hombres por el mismo trabajo. Por eso, hoy también hacemos
huelga laboral.
Huelga contra los techos de cristal y la precariedad laboral, porque los
trabajos a los que logramos acceder están marcados por la temporalidad,
la incertidumbre, los bajos salarios y las jornadas parciales no
deseadas. Nosotras engrosamos las listas del paro. Muchos de los
trabajos que realizamos no poseen garantías o no están regulados. Y
cuando algunas de nosotras tenemos mejores trabajos, nos encontramos con
que los puestos de mayor salario y responsabilidad están copados por
hombres. La empresa privada, la pública, las instituciones y la política
son reproductoras de la brecha de género.
¡BASTA! de discriminación salarial por el hecho de ser mujeres, de
menosprecio y de acoso sexual en el ámbito laboral.
Denunciamos que ser mujer sea la principal causa de pobreza y que se nos
castigue por nuestra diversidad. La precariedad se agrava para muchas
de nosotras por tener mayor edad, ser migrada y estar racializadas, por
tener diversidad funcional o una imagen alejada de la normatividad.
Reivindicamos que nuestra situación laboral nos permita desarrollar un
proyecto vital con dignidad y autonomía; y que el empleo se adapte a las
necesidades de la vida: el embarazo o los cuidados no pueden ser objeto
de despido ni de marginación laboral, ni deben menoscabar nuestras
expectativas personales ni profesionales.
Exigimos también las pensiones que nos hemos ganado. No más pensiones de
miseria, que nos obligan a sufrir pobreza en la vejez. Pedimos la
cotitularidad de las pensiones y que el tiempo dedicado a tareas de
cuidado, o que hemos desarrollado en el campo, sea reconocido en el
cálculo de las pensiones al igual que el trabajo laboral y luchamos por
la ratificación del convenio 189 de la OIT que regula el trabajo
doméstico.
Gritamos bien fuerte contra el neoliberalismo salvaje que se impone como
pensamiento único a nivel mundial y que destroza nuestro planeta y
nuestras vidas. Las mujeres tenemos un papel primordial en la lucha
contra del cambio climático y en la preservación de la biodiversidad .
Por eso, apostamos decididamente por la soberanía alimentaria de los
pueblos. Apoyamos el trabajo de muchas compañeras que ponen en riesgo su
vida por defender el territorio y sus cultivos. Exigimos que la defensa
de la vida se sitúe en el centro de la economía y de la política.
Exigimos ser protagonistas de nuestras vidas, de nuestra salud y de
nuestros cuerpos, sin ningún tipo de presión estética. Nuestros cuerpos
no son mercadería ni objeto, y por eso, también hacemos huelga de
consumo. ¡Basta ya de ser utilizadas como reclamo!
Exigimos también la despatologización de nuestras vidas, nuestras
emociones, nuestras circunstancias: la medicalización responde a
intereses de grandes empresas, no a nuestra salud. ¡Basta de considerar
nuestros procesos de vida como enfermedades!
La educación es la etapa principal en la que construimos nuestras
identidades sexuales y de género y por ello las estudiantes, las
maestras, la comunidad educativa y todo el movimiento feminista exigimos
nuestro derecho a una educación pública, laica y feminista. Libre de
valores heteropatriarcales desde los primeros tramos educativos, en los
que las profesoras somos mayoría, hasta la universidad. Reivindicamos
también nuestro derecho a una formación afectivo-sexual que nos enseñe
en la diversidad, sin miedos, sin complejos, sin reducirnos a meros
objetos y que no permita una sola agresión machista ni LGTBIfóbica en
las aulas.
Exigimos un avance en la coeducación en todos los ámbitos y espacios de
formación y una educación que no relegue nuestra historia a los márgenes
de los libros de texto; y en la que la perspectiva de género se
transversal a todas las disciplinas. ¡No somos una excepción, somos una
constante que ha sido callada!
¡VIVAN LA HUELGA DE CUIDADOS, DE CONSUMO, LABORAL Y EDUCATIVA!
¡VIVA LA HUELGA FEMINISTA!
Ninguna mujer es ilegal. Decimos ¡BASTA! al racismo y la exclusión.
Gritamos bien alto: ¡No a las guerras y a la fabricación de material
bélico! Las guerras son producto y extensión del patriarcado y del
capitalismo para el control de los territorios y de las personas. La
consecuencia directa de las guerras son millares de mujeres refugiadas
por todo el mundo, mujeres que estamos siendo victimizadas, olvidadas y
violentadas. Exigimos la acogida de todas las personas migradas, sea por
el motivo que sea. ¡Somos mujeres libres en territorios libres!
Denunciamos los recortes presupuestarios en los sectores que más afectan
a las mujeres: el sistema de salud, los servicios sociales y la
educación.
Denunciamos la corrupción como un factor agravante de la crisis.
Denunciamos la justicia patriarcal que no nos considera sujetas de pleno
derecho.
Denunciamos la grave represión y recortes de derechos que estamos
sufriendo.
Exigimos plena igualdad de derechos y condiciones de vida, y la total
aceptación de nuestra diversidad.
¡NOS QUEREMOS LIBRES, NOS QUEREMOS VIVAS, FEMINISTAS, COMBATIVAS Y
REBELDES!
Hoy, la huelga feminista no se acaba:
¡SEGUIREMOS HASTA CONSEGUIR EL MUNDO QUE QUEREMOS!
Ver más en: https://www.20minutos.es/noticia/3279968/0/manifiesto-huelga-feminista-8-marzo-2018/#xtor=AD-15&xts=467263
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Manifiesto 8M
JUNTAS SOMOS MÁS. Cada 8 de Marzo celebramos la alianza entre mujeres
para defender nuestros derechos conquistados. Fue la unión de muchas
mujeres en el mundo, la que consiguió grandes victorias para todas
nosotras y nos trajo derechos que poseemos hoy. Nos precede una larga
genealogía de mujeres activistas, sufragistas y sindicalistas. Las que
trajeron la Segunda República, las que lucharon en la Guerra Civil, las
que combatieron al colonialismo y las que fueron parte las luchas
anti-imperialistas. Sin embargo, sabemos que aún no es suficiente: queda
mucho por hacer y nosotras seguimos luchando.
La sororidad es nuestra arma; es la acción multitudinaria la que nos
permite seguir avanzando. La fecha del 8 de marzo es nuestra,
internacional y reivindicativa.
Hoy, 8 de Marzo, las mujeres de todo el mundo estamos convocadas a la
HUELGA FEMINISTA.
Nuestra identidad es múltiple, somos diversas. Vivimos en el entorno
rural y en el entorno urbano, trabajamos en el ámbito laboral y en el de
los cuidados. Somos payas, gitanas, migradas y racializadas. Nuestras
edades son todas y nos sabemos lesbianas, trans, bisexuales, inter,
queer, hetero. Somos las que no están: somos las asesinadas, somos las
presas. Somos TODAS. Juntas hoy paramos el mundo y gritamos: ¡BASTA!
ante todas las violencias que nos atraviesan.
¡BASTA! de agresiones, humillaciones, marginaciones o exclusiones.
Exigimos que el Pacto de Estado contra las violencias machistas –por lo
demás insuficiente– se dote de recursos y medios para el desarrollo de
políticas reales y efectivas que ayuden a conseguir una sociedad libre
de violencias contra las mujeres y niñas. Denunciamos la represión a
quienes encabezan la lucha por los derechos sociales y reproductivos.
¡BASTA! De violencias machistas, cotidianas e invisibilizadas, que
vivimos las mujeres sea cual sea nuestra edad y condición. QUEREMOS
poder movernos en libertad por todos los espacios y a todas horas.
Señalamos y denunciamos la violencia sexual como expresión paradigmática
de la apropiación patriarcal de nuestro cuerpo, que afecta de modo aún
más marcado a mujeres en situación de vulnerabilidad como mujeres
migradas y trabajadoras domésticas. Es urgente que nuestra
reivindicación Ni una menos sea una realidad.
¡BASTA! De opresión por nuestras orientaciones e identidades sexuales!
Denunciamos la LGTBIfobia social, institucional y laboral que sufrimos
muchas de nosotras, como otra forma de violencia machista. Somos mujeres
y somos diversas.
¡Mujeres libres, en territorios libres!
Somos las que reproducen la vida. El trabajo doméstico y de cuidados que
hacemos las mujeres es imprescindible para el sostenimiento de la vida.
Que mayoritariamente sea gratuito o esté devaluado es una trampa en el
desarrollo del capitalismo. Hoy, con la huelga de cuidados en la familia
y la sociedad, damos visibilidad a un trabajo que nadie quiere
reconocer, ya sea en la casa, mal pagado o como economía sumergida.
Reivindicamos que el trabajo de cuidados sea reconocido como un bien
social de primer orden, y exigimos la redistribución de este tipo de
tareas.
Hoy reivindicamos una sociedad libre de opresiones, de explotación y
violencias machistas. Llamamos a la rebeldía y a la lucha ante la
alianza entre el patriarcado y el capitalismo que nos quiere dóciles,
sumisas y calladas.
No aceptamos estar sometidas a peores condiciones laborales, ni cobrar
menos que los hombres por el mismo trabajo. Por eso, hoy también hacemos
huelga laboral.
Huelga contra los techos de cristal y la precariedad laboral, porque los
trabajos a los que logramos acceder están marcados por la temporalidad,
la incertidumbre, los bajos salarios y las jornadas parciales no
deseadas. Nosotras engrosamos las listas del paro. Muchos de los
trabajos que realizamos no poseen garantías o no están regulados. Y
cuando algunas de nosotras tenemos mejores trabajos, nos encontramos con
que los puestos de mayor salario y responsabilidad están copados por
hombres. La empresa privada, la pública, las instituciones y la política
son reproductoras de la brecha de género.
¡BASTA! de discriminación salarial por el hecho de ser mujeres, de
menosprecio y de acoso sexual en el ámbito laboral.
Denunciamos que ser mujer sea la principal causa de pobreza y que se nos
castigue por nuestra diversidad. La precariedad se agrava para muchas
de nosotras por tener mayor edad, ser migrada y estar racializadas, por
tener diversidad funcional o una imagen alejada de la normatividad.
Reivindicamos que nuestra situación laboral nos permita desarrollar un
proyecto vital con dignidad y autonomía; y que el empleo se adapte a las
necesidades de la vida: el embarazo o los cuidados no pueden ser objeto
de despido ni de marginación laboral, ni deben menoscabar nuestras
expectativas personales ni profesionales.
Exigimos también las pensiones que nos hemos ganado. No más pensiones de
miseria, que nos obligan a sufrir pobreza en la vejez. Pedimos la
cotitularidad de las pensiones y que el tiempo dedicado a tareas de
cuidado, o que hemos desarrollado en el campo, sea reconocido en el
cálculo de las pensiones al igual que el trabajo laboral y luchamos por
la ratificación del convenio 189 de la OIT que regula el trabajo
doméstico.
Gritamos bien fuerte contra el neoliberalismo salvaje que se impone como
pensamiento único a nivel mundial y que destroza nuestro planeta y
nuestras vidas. Las mujeres tenemos un papel primordial en la lucha
contra del cambio climático y en la preservación de la biodiversidad .
Por eso, apostamos decididamente por la soberanía alimentaria de los
pueblos. Apoyamos el trabajo de muchas compañeras que ponen en riesgo su
vida por defender el territorio y sus cultivos. Exigimos que la defensa
de la vida se sitúe en el centro de la economía y de la política.
Exigimos ser protagonistas de nuestras vidas, de nuestra salud y de
nuestros cuerpos, sin ningún tipo de presión estética. Nuestros cuerpos
no son mercadería ni objeto, y por eso, también hacemos huelga de
consumo. ¡Basta ya de ser utilizadas como reclamo!
Exigimos también la despatologización de nuestras vidas, nuestras
emociones, nuestras circunstancias: la medicalización responde a
intereses de grandes empresas, no a nuestra salud. ¡Basta de considerar
nuestros procesos de vida como enfermedades!
La educación es la etapa principal en la que construimos nuestras
identidades sexuales y de género y por ello las estudiantes, las
maestras, la comunidad educativa y todo el movimiento feminista exigimos
nuestro derecho a una educación pública, laica y feminista. Libre de
valores heteropatriarcales desde los primeros tramos educativos, en los
que las profesoras somos mayoría, hasta la universidad. Reivindicamos
también nuestro derecho a una formación afectivo-sexual que nos enseñe
en la diversidad, sin miedos, sin complejos, sin reducirnos a meros
objetos y que no permita una sola agresión machista ni LGTBIfóbica en
las aulas.
Exigimos un avance en la coeducación en todos los ámbitos y espacios de
formación y una educación que no relegue nuestra historia a los márgenes
de los libros de texto; y en la que la perspectiva de género se
transversal a todas las disciplinas. ¡No somos una excepción, somos una
constante que ha sido callada!
¡VIVAN LA HUELGA DE CUIDADOS, DE CONSUMO, LABORAL Y EDUCATIVA!
¡VIVA LA HUELGA FEMINISTA!
Ninguna mujer es ilegal. Decimos ¡BASTA! al racismo y la exclusión.
Gritamos bien alto: ¡No a las guerras y a la fabricación de material
bélico! Las guerras son producto y extensión del patriarcado y del
capitalismo para el control de los territorios y de las personas. La
consecuencia directa de las guerras son millares de mujeres refugiadas
por todo el mundo, mujeres que estamos siendo victimizadas, olvidadas y
violentadas. Exigimos la acogida de todas las personas migradas, sea por
el motivo que sea. ¡Somos mujeres libres en territorios libres!
Denunciamos los recortes presupuestarios en los sectores que más afectan
a las mujeres: el sistema de salud, los servicios sociales y la
educación.
Denunciamos la corrupción como un factor agravante de la crisis.
Denunciamos la justicia patriarcal que no nos considera sujetas de pleno
derecho.
Denunciamos la grave represión y recortes de derechos que estamos
sufriendo.
Exigimos plena igualdad de derechos y condiciones de vida, y la total
aceptación de nuestra diversidad.
¡NOS QUEREMOS LIBRES, NOS QUEREMOS VIVAS, FEMINISTAS, COMBATIVAS Y
REBELDES!
Hoy, la huelga feminista no se acaba:
¡SEGUIREMOS HASTA CONSEGUIR EL MUNDO QUE QUEREMOS!
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