martes, 2 de abril de 2019


A  RAFAEL SÁNCHEZ  FERLOSIO  

"INDUSTRIAS Y ANDANZAS DE ALFANHUÍ"

("Historia castellana y llena de mentiras verdaderas")

  El gallo de la veleta, recortado en una chapa de hierro que se cantea al viento sin moverse y que tiene un ojo solo que se ve por las dos partes, pero es un solo ojo, se bajó una noche de la casa y se fue a las piedras a cazar lagartos. Hacía luna, y a picotazos de hierro los mataba". 

 "Alfanhuí tiene los ojos amarillos como el alcaraván. Era, de chico, amigo de los lagartos, pero también del gallo de una veleta que le enseñó muchas cosas sobre los colores. Después estudió con un taxidermista que tenía una criada que un día se puso verde y se murió..."

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  Durante gran parte de mi trayectoria docente me ha acompañado a diario un ejemplar del libro “Industrias y andanzas de Alfanhui”, ahora maltrecho de tanto ir y venir y de tantas lecturas en el aula. Jamás me arrepentí, fuera cual fuera el perfil de mi alumnado y de mis grupos, de la elección de ese título para mis sesiones y fue siempre un motivo de orgullo, que mi oficio ha procurado, presentar a Alfanhuí, aquel excéntrico personaje que está en la esencia de tod@s nosotr@s, más allá de edades y circunstancias.
  Como en buen clásico que se precie, cada lectura apareció como nueva e infinitas interpretaciones surgieron en cada verbalización.

  Fui testigo de excepción del internamiento que mi alumnado hizo en el disparatado (y a la vez racional) mundo de un antihéroe al modo de un lazarillo de posguerra, de un genio romántico cuyas únicas insignias fueran la libertad y la imaginación. A lo largo de las páginas del libro de Ferlosio,  nos reconocimos, reconocimos lo que de común compartimos.

 Se nos ha ido Rafael, cerebro privilegiado; aún nos queda Alfanhuí, el aprendiz de humano.
                                                                                                       Violeta

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